domingo, 10 de julio de 2011

iridiología vs armagedon

el ojo es el reflejo del cuerpo, no 
lo digo yo, lo dice la iridiologia.

tu sexo es el reflejo del armagedon, 
eso si me atrevo a afirmarlo.

juicio de valor

son más valiosos en una noche fria,
los cartones del piedrero que los diplomas
del intelectual.

re ciclo

desecharlo todo, el celular, mi cama, estas teclas y pantalla,
la cédula, mis juguetes, todo. solo reconocerme en
la sonrisa compartida, solo reconocerla en el abrazo amigo

domingo, 5 de junio de 2011

trilogia sin relacion

1
Se levantaron muy temprano el campo, las boñigas y los futuros cadáveres salieron a despedirlos, caminaron aparentando no tener rumbo, derepente se detuvieron por ahí en busca de café. Parecían haberlo dicho todo la noche anterior en aquella casita pequeña pero equipada, dos con leche y dos negros, ordenaron, ella tenia un hermoso vestido de flores que terminaba justo antes de la rodilla, los tres tipos vestían igual un buzo negro y una camiseta del mismo color.
Llego el café, la misión estaba muy clara, abrir la mochila sacar la jeringa, e inyectar el germen en el acueducto de la ciudad, así la revolución estaría al toque del grifo. Pero algo salio mal talvez fue el vestido o el buzo o el café.

2
El ron suele encharcarse,
Se pega en cada pared ondulada de la cabeza.
Deja un musgo terrible
Que al otro día ni el mejor desinfectante logra arrancar
Ella su risita cortada quizá por el miedo o el compromiso
Ella que llega, se va y derepente esta ahí y uno la abraza
Ella ni siquiera intenta con el palopiso porque no, porque no quiere
Porque no piensa en el futuro compartido ni en la revolución ni en el extremo
Quizá maduró rápido como diría el televisor o talvez yo me hago loco
Por el musgo y por las espátulas que pegue en la pared.


3
Plan de acción no hay, salida de emergencia tampoco,
Los pasos en el piso de arriba recuerdan que no es hora de dormir.
La cortina de metal sube trabándose un poquitico, entraron y me hago el dormido
La realidad es una señora con un uniforme ridículo que lejos de
Parecer oficial de nuestra queridísima patria ganaría perfectamente el “casting”
De abuelita en cualquier serie gringa de los noventa.
El miedo que me hace dirigirme con respeto ante los descerebrados hijos de Eva,
Me saluda me pide los datos y me requisa, yo solo quiero contarle que el lunes iba a empezar todo, narices, juguetes, pero no
No escuchan, la cotidianidad y el uniforme los ensordeció.
Todo esto mientras los pequeños revolucionarios de papel y burros, duermen
o talvez se trasnochan mientras piden otra cerveza en algún bar burgués.

ta cones, pa ta cones. cuento 1

Examinando un poco de archivos que guardo en mi cabeza y después de haber abrazado, acariciado olido y estimulado una cantidad no muy prudente de maniquíes, me hallo aquí, solo con la resaca de unos días  acumulada en la parte de atrás de la espalda, justo en ese huesito del que  emergen uno a uno los huesitos que forman mi columna.
Ojeo la imagen que aun conservo en un papel de esos amarillos de cuaderno reciclado (hecho a base de cáscaras de banano) y la encuentro, ella, esta ahí como si hubiese esperado ya bastante tiempo, para que un día se me ocurriera  poner mi dedo índice derecho justo ahí  en el renglón donde ella  empieza, el cuerpo aquel, teóricamente blanco, sin embargo sabemos todos de esas franjas que nos deja el hecho de ser humanos, en la piel. Parece una mala jugada de mi entorno inmediato, el apartamento a media luz, unas goteras que se filtran, esta resaca de mierda y justo mi dedo índice donde empieza…
Hablar de una mujer desde mi sillita  de madera, no es hablar precisamente de una sola mujer, por lo general me sucede que empiezo hablando de una  la describo y de manera extraña en una segunda fase casi imperceptible le estoy atribuyendo todo aquello que me fascinaba del recuerdo de otras y sin conformarse, mi subconsciente inquieto, termino en la tercer parte  la cual  mi niño creativo se encarga de crearla, ya sea agrandando sus caderas , su intelecto, o  agradando una que otra virtud, esto último lo hago como mecanismo de tortura para las dosis de moral que me quedan, esta naturaleza más allá de ser cruel me parece un chiste, un chiste malo pero que aun da gracia.
Tortura, torturar, ser torturado, hacerse torturar… da igual si no nos tortura el verdugo, nos tortura la doncella si no terminamos nosotros mismos apagándonos cigarrillos en el muslo pálido del “ser”. Ella me tortura, lo hace con la parte de piel desteñida que le dejo el ultimo viaje a la playa, lo hace la sonrisita esa que se deja salir  afirmando ante la pregunta si la jornada debe continuar, lo hacen esas cicatrices invisibles que dejó alguna primera vez en su memoria, y no conformándose con eso lo hace el hecho de que aun le dedico algunas líneas de mi tiempo.
Escribo por que de eso a seguir imaginándome cualquier escena pornográfica con la primera mujer que vea en la calle, en la televisión, en la parte de atrás del periódico, prefiero esto, una eterna masturbación. Las cosas afuera parecen seguir siendo las mismas, eso de maravillarme por algo solo lo logra el maldito mundo de imágenes del Internet, o talvez yo mismo con mi memoria, pero lo que ocurre a fuera no, ya no me maravillan ni un buen juego de botas seudo nuevas que me pueda ofrecer un piedrero, ni me maravilla el hecho de que no llovió hoy, ni que el bus pasa justo unos segundos luego de haber llegado yo a la parada, nada ni un policía buena gente, esto de no maravillarse por lo de afuera creo que debe ser muy parecido a la soledad de la muerte, por eso tome la computadora y estoy escribiendo.
Me engaño me digo que voy cambiar, que pondré algunas palanganas bajo las goteras del techo, que mañana voy a estirar para recordar el trayecto de mi escoliosis, se que es mentira, algo me falta y si supiera que es en este mismo momento lo juro volvería a ese gran tanque escéptico al que llamamos Mall  para ahorrar algunos colones y comprar eso que ignoro.
Salgo el “coffe maker”; si tuviera un motel le pondría el “fucking maker”, al menos a mi me daría gracia, pero no tengo un motel,  a pesar de que me encanta el olorosito del jabón ese que parece una degustación de queso; es un excelente lugar para que el moho despliegue su imperio, el rumbo no esta claro, necesito algunas monedas y estoy dispuesto a conseguirlas, necesito una botella de ron y no puedo esperar al deposito de  billetes producto de la bondad de alguno de mis parientes vivos, igual tengo mis tres mil colones, justo lo necesario para comprar un par de betunes, un cepillo y un pañito, el pañito lo conseguí  en un  almacén chino de esos que huelen no muy rico pero diferente, el anuncio no creo que sea inoportuno ya que un pañito rosado con una figurita de la televisión impregnada por 400 colones si me parece un buen dato que no puede quedar en la individualidad del conocimiento adquirido, me sobraron 350 me compró una coca pequeñita, le pido perdón a mis amigos revolucionarios, comunistas, punkies, anarkos, hippies…etc a todos ellos y por ellos le regalo un sorbo a la madre tierra, bueno en realidad a un adoquín de la avenida, siempre es bueno tener al menos un sorbo de coca y más cuando en un futuro no muy lejano se va a adquirir un litro de ron.
Mi plan estaba fluyendo muy bien, llegue al parque central me detuvo el señor que juega con unos aros de madera retando a cualquiera que pase por ahí a apostarle a la puntería, lo veo, me parece un tipo inteligente, sobrevive jugando… estoy frente a la catedral con unos cartones y dos cajas de zapatos, improviso la estructura de mi negocio
Luego pongo los dos betunes el cepillo y la botella de coca de manera muy ordenados al lado del poyo donde por ahora estoy sentado, los colegas me miran como el nuevo, como el treintañero que soy. Una hora, un periódico prestado que ahora me pertenece, nada, nadie quiere limpiarse los zapatos, hasta que un señor luego de persignarse justo al pasar frente a mi, me vio, me preguntó la tarifa y derepente dejo caer su trasero de  ciudadano de oro en el poyo que dejó de ser mío. Mis primeros 800 colones, luego de dos horas duplique la inversión me sentía orgulloso, casi vivo…
En este punto es cuando uno desea volver el tiempo atrás unas tres horas, cuatro, pero quien lo iba a saber, las chicas por lo general no suelen sentarse en un poyo del parque central esperando que el nuevo de todos los limpiadores de zapatos, se atreva a encarar un par de tacones rojos, pero vaya quien putas a saber me toco a mi, me arrodille no pude evitar la mirada maliciosa que le dedique al limite entre el vestido y los pedazos de muslo que saltaban pidiendo libertad, le comente a cerca de la carencia de un betún rojo, me dijo dales brillo nada más, tome mi pañito, y empecé a improvisar… suena el despertador de las 11 a m, el típico movimiento excluyendo a la sabana del descanso, me levanto, miro  una nota que dice voy por Teo a la prepa, nos vemos al café, no entiendo nada, hasta que me asomo a la ventana y veo justo  frente a mi habitación un gran letrero con un par de tacones rojos que al parecer en la noche se alumbran, el letrero dice el “fucking maker”.